Las teorías actuales sobre el origen del Universo proponen que hace alrededor de 5.000 millones de años se originó el colapso gravitatorio de nebulosa. La evolución de este proceso de colapso originó una serie de glóbulos (densos y oscuros al no presentar estrellas en su interior), que posteriormente terminaron por desarrollar las incipientes estrellas, una de las cuales constitutiva de nuestro sistema solar. Por efecto de la rotación, estas jóvenes estrellas aún rodeadas por grandes cantidades de materia nebular (gases, partículas, etc.) adoptaron morfologías discoidales, a partir de las cuales comenzaron a enfriarse y condensarse en pequeñas partículas de polvo cósmico. Una de estas nebulosas originó el Sol, y la acreción del polvo cósmico mediante sucesivas colisiones entre sus partículas terminó por originar los planetas que forman parte de nuestro sistema solar. Planetas dispuestos en órbitas estables alrededor del Sol, todas ellas cercanas a un plano (plano de la eclíptica), como consecuencia de la disposición discoidal de la nebulosa solar primitiva.
El geofísico ruso Otto Schmidt propuso en 1944 que los planetas rocosos se habían creado de forma gradual a partir de una nube de polvo cósmico. Esta nube originalmente se agrupó formando partículas, que al agregarse entre ellas, fueron aumentando progresivamente de tamaño para dar lugar a lo que Schmidt denominó planetesimales. Schmidt razonó que a medida que fueran aumentando el tamaño de los planetesimales, la posibilidad de colisiones entre los mismos irían reduciéndose. El programa espacial Apolo desarrollado en los años setenta demostró que los cráteres lunares habían sido causados por el impacto de abundantes objetos hace 4.500 millones de años. Después, el número de colisiones parecía haber disminuido drásticamente. Estas observaciones reforzaron la hipótesis planteada por Schmidt.
El que hubiera menos elementos para el proceso de acreción implica que debió invertirse mucho tiempo para la construcción de un planeta. Cálculos efectuados sugieren que pudo transcurrir 100 millones de años entre la formación de un objeto de 10 km de diámetro y otro del tamaño de nuestro planeta. La acreción colisional tuvo una influencia predominante en el desarrollo posterior de la Tierra. Los grandes cuerpos que colisionaron contra la masa terrestre produjeron una enorme cantidad de calor, que llegó a conseguir su fusión y posterior fraccionamiento por contraste de densidades. La disminución en número de colisiones permitió el enfriamiento de nuestro planeta que tras millones de años consiguió la consolidación de una incipiente corteza, la cual debió caracterizarse por su enorme actividad volcánica.
Los Origenes del hombre
La prehistoria es la época histórica que transcurre entre la aparición del primer ser humano y la invención de la escritura, (cosa que ocurre alrededor del 3.100 a.C.) por tanto sus límites están lejos de ser claros.
Por un lado, las primeras etapas de la prehistoria están claramente enraizadas en la paleontología, con el estudio de los primeros homínidos, su relación con nuestros parientes los primates antropoides y todos nuestros antepasados comunes.
Muy emparentada con la prehistoria, como disciplina, y actuando mutuamente como disciplinas auxiliares, podemos considerar la antropología física y el estudio de los pueblos primitivos actuales, como una de las especialidades de la etnografía
Por otra parte, los últimos estadios de la prehistoria, la protohistoria, suelen incluirse tanto en el estudio de la prehistoria como en los primeros momentos de la historia antigua.
La prehistoria, a su vez, puede subdividirse en periodos:
- Paleolitico
- Mesolitico y Epipaleolitico
- Neolitico
- Calcolitico
- Edad de Bronce
- Edad de Hierro
Se denomina protohistoria a aquella parte final de la prehistoria de la que se tiene alguna pero muy pocas referencias escritas y cuyo estudio, por lo tanto, yace prácticamente en manos de la arqueología.
Al período de tiempo anterior a la aparición del hombre se le conoce como historia geologica.
Cuando hablamos de los inicios de la evolución humana, por lo general pensamos en Egipto y Mesopotamia, que fueron las primeras civilizaciones surgidas en el Cercano Oriente durante el cuarto milenio a.C. Sin embargo, cuando estas comenzaban su desarrollo, la Tierra ya tenía miles de millones de años y nuestros antecesores, los primates, ya la poblaban desde hacía más de 70 millones de años.
Pese a que tardó varios millones de años, la evolución humana fue un proceso de aprendizaje progresivo, lleno de logros y creaciones que aún perduran. Durante la prehistoria, que normalmente asociamos con retraso, el hombre aprendió a pulir piedras y a fundir metales para confeccionar sus herramientas; descubrió el fuego; inventó la cerámica, el bote a vela, la rueda, el telar, el huso y el arado, y quizás lo más importante, pasó de la vida nómade en base al pastoreo, la caza y la recolección de frutos, a la vida sedentaria, tras el descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Esta etapa no fue igual en las distintas zonas del mundo, ya que hubo lugares más desarrollados que otros. Mientras en Mesopotamia y Egipto la prehistoria terminó a fines del cuarto milenio y segunda mitad del segundo antes de Cristo, respectivamente, en algunas partes de Oceanía, África y América se han mantenido formas de vida prehistórica hasta este siglo.